Thursday, 16 February 2012

¿Quién corrige a los padres?

Como padre, no puedes permitir que maltraten a tu hijo, pero ¿debes consentir que se comporte insolente, racista e irrespetuosamente? Como esposo, no puedes permitir que le falten el respeto a tu mujer, pero debes llegar a golpear a un niño? Como juez, ¿qué hacer? ¿A quién castigar? Este es un dilema originado por el mal comportamiento de un chico engreído; pero ese chico es insolente, racista e irrespetuoso porque sus padres no lo están criando bien. Ellos deberán corregirlo (aunque después de escuchar a la madre, esa corrección no parece que vaya a llegar), pero ¿quién corrige a los padres? Como dije ayer, esto revela un mal mayor que aqueja a nuestra sociedad, la falta de valores, por tanto, como sociedad, necesitamos hacer algo al respecto.
Podemos hacer cruzadas en televisión, Internet y las escuelas para incentivar la formación de valores; pero, además, necesitamos sancionar a infractores como éstos. El problema es que ni cárcel ni multas son sanciones adecuadas en estos casos. Si miramos esas sociedades denominadas desarrolladas, encontraremos dos tipos de sanciones que nos serían útiles: Trabajo comunitario y sesiones con el psicólogo. Ambas son sanciones positivas o constructivas y significan mayor involucramiento, físico y emocional, y participación por parte de los sancionados, lo cual hace que el mensaje cale más en ellos, y también nos posibilitan sancionar a niños sin tener que esperar que cometan crímenes para hacerlo.
Así, en el caso Racismo/patanería vs Maltrato infantil, podríamos enviar al mocoso malcriado a limpiar casas en barrios marginales, a sus padres a limpiar las calles de La Parada o El Carmen, por ejemplo, y a toda la familia a una cuantas sesiones con el psicólogo. Por su parte, la pareja que acabó golpeando al menor de edad podría ser enviada a un orfanato a atender niños, además de unas cuantas sesiones con el psicólogo también. De este modo, los involucrados podrían al menos aprender que “respetos guardan respetos, sin importar raza o condición social” y que “Todo acto genera su consecuencia, y debemos estar preparados para responder ante ella”.
La educación y formación empiezan en casa, pero cuando la casa falla, la sociedad debe encontrar los mecanismos adecuados para echarla a andar correctamente.